12 abr 2010

THEODORO VALCARCEL - HOMENAJES

( Edgar Valcarcel, un compositor muy prolifico, es sobrino de Theodoro Valcarcel )

" El parentesco y orgullo familiar resultan para mi impedimentos limitantes al hablar de la personalidad de Theodoro Valcarcel. No lo son, en cambio, mi condicion de coterraneo y hablante de la misma lengua: la musica.
Respaldado en nexos vivenciales prefiero, al referirme a su obra, no detenerme en la imagen fugaz vertida en comentarios literarios de corte emotivo, ni repetir conocidas apreciaciones analiticas que, por su inexplicable severidad, no puedo tomarlas como definitivas. Si, adhiero con entusiasmo al encedido y calificado elogio recibido en el extranjero.
Esta obra, marginada por una equivocada postura oficialista, ha permanecido, como muchas de la cultura altiplanica, casi en el olvido y comienza hoy, tardiamente, a ser revalorada y difundida.
Rodolfo Holmann, gran estudioso de la musica de Theodoro Valcarcel, reclamaba con justa razon en 1943..." una amplia difusion de sus composiciones, porque merece debida estimacion el artista que, a pesar de que no llego a la perfeccion deseada, lucho con valor en contra de los obstaculos que oponia un ambiente pequeno y limitado....", referencia especifica a "las reconocidas deficiencias del ambiente musical limeno de entonces".
Cuarenta y tres anos mas tarde, el poeta Alberto Valcarceldescubre en su reciente trabajo " Suray Surita habla de Theodoro Valcarcel"(Instituto Nacional Cultural 1986) facetas desconocidas del gran creator peruano. Recurre para ello a documentos ineditos de hondo contenito.
Los 31 Cantos del Alma Vernacular tienen sello de intuitiva perfeccion tecnica y formal. Virtud que las emparenta con la vieja tradicion "liederistica" y las acerca nuevo concepto contemporaneo de la forma, bien sea como la "reconocible continuidad de cualquier proceso", palabras del fisico L.L. White, o como " un resultado, el resultado de un proceso" en la opinion de Edgar Varese.
En estos hermosos cantos, cuya musica es la "suma de furezas dispersas", recurriendo a una frase de Claude Debussy, no existe sobreacentuacion de elementos decorativos, sino mas bien, planteamientos esquematicos. sus valores convergen con habil equilibrio en la calidad intrinseca de la obra y se engrandecen gracias a una actitud autocritica que evidencia indesmayable busqueda de colores armonicos, seleccion demateriales sonoros y plena identificacion con el lenguaje tutelar de esa "musica, como diria Alejo Carpentier, que fue musica antes de ser musica".
Theodoro Valcarcel tuvo los conocimientos suficientes para la realizacion de la obra emprendida. en toda ella abundan los relieves de unidad y verdadero impetu perfeccionista. No se ha quedado, como precipitadamente alguien afirmara, en estado de ensayo. su corta produccion si bien susceptible de imperfecciones y vulnerable, como la de cualquier otro compositor, a la enfervorizada polemica o a la lapidante critica, constituye uno de los logros mas importantes en el contexto latinoamericano.
Y asi lo sostuvo Rodolfo Holzmann, cuando a un ano de su muerte, escribia "Losque han tenidola oportunidad de seguir de cerca su desarollo artistico, saben que fue uno de los pocos valores creadores que ha producido el suelo pruano, y como tal, su obra merece estudiosa consideracion, por poca que sea la distancia que nos separa de el".
El ordenamiento de las 31 canciones bien puedediferir, incluyendo el del propio compositor, del establecido en el catalogo realizado por Rodolfo Holzman, puesto que su listado coresponde a una propuesta personal basada en manuscritos y copias tempranas proporcionadas por la viuda del compositor, Alicia Cardenas de Valcarcel. Con excepcion de "Miski ruru", "Chililin uth`aja", "Suray Surita" e "Imana Puncha", todas conservan el numeral original. Ala primera y tercera de las nombradas les corresponde el orden aparecido en copia realizada en 1946 y, a la ultima, una doble version ( una de ellas para voz, flauta y piano de la coleccion manuscrita que no se incluye en la presente edicion).
Por la otra parte, se han respetado las indicaciones propias del autor, aun a riesgo de caer en el equivoco caligrafico. Asi se ha mantenido alguna imprecision metrica, ciertas deficiencias en el detalle parametrico, especialmente en los de intensidad, transientes y tiempo y finalmente, las discutibles ortografias utilizadas por el compositor en los textos quechuas, aymaras, withotas y kampas. Se ha respetado, igualmente, las libres traducciones al espanol.
Es oportuno mencionar, finalmente, que famosos criticos han comentadola obra de Theodoro Valcarcel. Baste citar a Luis Scheneider del "New York Herald". Jahime Pahissa de "Las Noticias" de Barcelona, Emilio Pelaia de Buenos Aires e Irving Schwerke del "Chicago Daily Tribune". Este ultimo escribio en 1935, un valioso comentario que aqui se reproduce:" A pesar de su juventud, Valcarcel parce ya ocupar, entre los musicos de su patria, una posicion analoga a la de Mussorgsky, Mac Dowell, o De Falla, con respecto a la musica de sus respectivos paises(...) ya que afortunadamente cuando comenzaba sus estudios comprobo que la unica manera de ser internacional es ser nacional antes que nada y que solo son compositores de conviccion aquellos que escriben la musica de su nacimiento y tradicion..."
Los dos volumenes de los 31 Cantos del Alma Vernacular constituyen la segunda entrega del Proyecto Rescate del Patrimonio Musical Peruano que auspicia el Patronato Popular y Porvenir Pro Musica Clasica, esfuerzo editorial que apunta a la difusion total de la literatura musical peruana. "


"..........Lentamente, alentado, por su ejemplar e infinito amor a Puno y por su dolorosa existencia en pos del verbo musical altiplanico, su vida y obra cobraron definitivo significado, cuando ya en edad madura alcance y experimente en carne propria la angustia existencial que caracterizo la soledad del artista puneno.
         Theodoro fue el primero compositor que ilumino mi entrega a la musica y, al mismo tiempo, el ultimo maestro que enriquecio mi incansable busqueda del conocimiento musical.
          De su vida solo quedan papeles pentagramados en casi total abandono. las pocas obras editadas (Las Estampas del Ballet Suray Surita, las Cuatro Canciones inkaicas y la Kachampa, publicadas en Paris y la ultima en Montevideo), significaron desesperados esfuerzos personales por sobrevivir con dignidad en el panorama internacional.
           En 1986, gracias al auspicio del Patronato Popular y Porvenir Pro Musica Clasica, pude editar sus "31 Cantos del Alma Vernacular" y , meses mas tarde, con el invalorable apoyo de la Corporacion de Fomento y Promocion Social y Economica de Puno (CORPUNO), logramos con Virgilio Palacios, incluir 3 obras en la Antologia de la Musica Punena el "HanacKama", para coro; "Insenzo de fioritura", obra pianistica de juventud y "En las ruinas del Templo del Sol", reduccion orquestal. Con ello y en acciones heroicas y tambien desesperadas, orientamosnuestros esfuerzos a mantener viva la llama de su existencia."

 LUIS E. VALCARCEL :
" Era un artista puro, fuera del mundo de los intereses y de los convencionalismos. Vivia para la musica. Desde nino su espiritu se enamoro de la belleza triste de la estepa punena (...)
De la nostalgia de aquel paisaje se alimento el artista. El ritmo del indio era su propio ritmo (...)
Que dura le fue la lucha contra la incompresion. Que amargo el convencimiento del triunfo de la mezquinidad (...)
Gloria e infortunio como siempre, inseparables. "
Lima, 1949




                                                                                                                           














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